Se suele relacionar o reducir la Revolución Industrial a solo el avance técnico y tecnológico, pero el impacto que tuvo fue más allá y llegó hasta los núcleos sociales, la economía y el lado espiritual de la persona.
La población, que se dedicaba mayormente al campo, emigró a la ciudad para trabajar en las enormes fábricas que traían como innovación las máquinas de vapor. Resultado: sus costumbres y tradiciones cambiaron y se automatizaron junto a las nuevas herramientas humanas que les pedían tecnificación y precisión.
La industrialización impactó en la economía y creó nuevas clases sociales, la burguesía y el proletariado. Si bien no se mejoró la calidad de vida de toda la población, el dinero pasó a los bolsillos de otros grupos. Los privilegios monárquicos se vieron a un lado para dar paso a un conjunto de familias adineradas.
La elección o preferencia de la nueva sociedad moderna del S. XIX hacia el mayor derrame económico posible, empujó al individuo al abismo en su faceta espiritual y ética. La cientificación y el conocimiento basado en lo "comprobable" y no en lo "dogmatizado", puso en entredicho la religión y apartó a la persona de su espiritualidad.
En conclusión, la Revolución Industrial no sólo es un fenómeno técnico y el descubrimiento de mecanismos para la optimización de la fuerza laboral, sino un cambio en la forma de convivir de la persona con una sociedad pujante que busca cada vez más el progreso, la tecnificación y el crecimiento económico.
Referencia:
Roldán, Blas (2018). Apuntes de clase, en Hombre y Mundo Contemporáneo. Guadalajara: UP Campus GDL
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Roldán, Blas (2018). Apuntes de clase, en Hombre y Mundo Contemporáneo. Guadalajara: UP Campus GDL
Gracias mi, Saludos
ResponderEliminarGracias mil, Saludos
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