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lunes, 23 de mayo de 2016

La vida es sueño

La vida es sueño
Calderón de la Barca






Datos de autor:

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 17 de enero de 1600 - ibídem, 25 de mayo de 1681) fue un escritor barroco español del Siglo de Oro, fundamentalmente conocido por su teatro. Caballero de la Orden de Santiago.



Sus obras y contexto histórico:

Los investigadores literarios de la obra de Calderón de la Barca afirman, basándose en un comentario de Lope de Vega, que “La vida es sueño” pudo ser escrita entre los años 1627 y 1629. La razón de que no se publicara hasta 1636 obedece a que hasta el año 1635 no se levantaría la prohibición real de imprimir comedias en Castilla. Es en este año de 1636 cuando aparece publicada la obra "Primera parte de comedias de Don Pedro Calderón de la Barca escogidas por Don Joseph Calderón, su hermano".

“La vida es sueño” fue escrita, por tanto, durante el reinado de Felipe IV, perteneciente a la casa real de los Austrias (o de Habsburgo), ejerciendo el gobierno efectivo su valido, el Conde-Duque de Olivares. España entonces mantiene guerras en Flandes y otras posesiones europeas contra Inglaterra y Francia y está perdiendo gran parte del poderío territorial heredado de Carlos I o de Felipe II.

En ese contexto histórico de frentes bélicos y decadencia del Imperio español, de inmovilismo social, de vuelta a una religiosidad tenebrista, de bancarrota de la Corona, asistimos al nacimiento del Arte Barroco, un movimiento artístico deslumbrante que trastoca lo racional, lo sencillo y lo clásico del Renacimiento en un gusto por lo desmesurado, lo artificioso y lo recargado. En el plano literario el Barroco en España fue encarnado por figuras de la talla de Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, Sor Juana Inés de la Cruz, Lope de Vega, Tirso de Molina, Ruiz de Alarcón o el propio Calderón de la Barca.


En lo que respecta al Teatro Barroco español, a principios del siglo XVII nacen los "Corrales de Comedias", o teatros a pie de calle, lo que supone un auge del drama y de los autores teatrales, muy apreciados en este contexto. Estos Corrales de Comedias tenían un carácter muy popular y eran en realidad patios interiores de casas donde se representaban comedias, entremeses o piezas cortas que se escenificaban entre actos de una comedia o drama más largos, y autos sacramentales, o pequeñas piezas dramáticas de carácter religioso que enfatizaban el sacramento de la Eucaristía. Por otra parte, en 1609, cuando Calderón de la Barca apenas tenía 9 años, Lope de Vega escribe un ensayo titulado "Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo" en el cuál va a fijar las líneas directrices que van a regir en el Teatro barroco español del siglo de Oro y que podemos resumir en las siguientes características, trasladables también a “La vida es sueño”:

- Tiene una finalidad de entretenimiento.
- Confirma la regla de las tres unidades: unidad de acción, unidad de lugar y unidad de tiempo, aunque no la sigue a rajatabla.
- División del drama en tres actos o escenas (o jornadas), respondiendo al esquema planteamiento, nudo y desenlace
- El uso de la métrica: es un teatro en verso.
- El lenguaje ha de ser cuidado y decoroso, pero profuso en el uso de metáforas y otras figuras retóricas.
- Los temas principales van a ser la honra y el amor, tocando a veces el tema satírico. Esta obra, La vida es sueño, tiene una temática filosófica: la libertad del hombre o la predestinación divina.



Su trayectoria y estilo:

Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores. Como todo coetáneo suyo, Calderón no podía por menos que partir de las pautas dramáticas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ya plenamente barroca, tal vez alcance mayor grado de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo más sobrio, Calderón pone en juego menor número de personajes y los centra en torno al protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad claro, un eje en torno al cual giran todos los elementos secundarios, lo que refuerza la intensidad dramática.


A. Valbuena ha señalado que en su estilo cabe distinguir dos registros. El primero consiste en reordenar y condensar lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica y en estilizar las notas de su realismo costumbrista. Así, reelabora temas originales de Lope en varias de sus obras maestras.

En ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, todos los cuales tienen en común un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que ciegan el alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra.
Pero no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El mágico prodigioso o La devoción de la cruz. Su personaje más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño, considerada como la cumbre del teatro calderoniano.

Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien.

Con él adquirieron así mismo especial relevancia la escenografía -lo que él llamaba «maneras de apariencia»- y la música. La carpintería teatral se convirtió en un elemento clave en la composición de sus obras y el concepto de escena se vio revalorizado de una manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su lenguaje, se puede considerar que es la culminación teatral del culteranismo. Su riqueza expresiva y sus complejas metáforas provienen de un cierto conceptismo intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus personajes de ficción.

La vida es sueño

Resumen de la obra

Basilio, rey de Polonia, aficionado a la astrología, consulta a los astros sobre el destino de su hijo Segismundo, que acaba de nacer. Los astros predicen que el príncipe humillara a su padre y oprimirá a su pueblo.
Para evitar el cumplimiento de este mal presagio, basilio decide encerrar a su hijo en una torre solitaria, situada en un lugar salvaje y escondido.

Segismundo crece prisionero e ignorante de su condición de heredero de un trono, pero un di a el rey duda y se pregunta si los astros habrían tenido razón.
Entonces ordena trasladar a palacio a Segismundo. El príncipe se comportas como los astros habían predicho: ofende, atropella y mata: y como consecuencia de ello es devuelto a la torre.
El pueblo se levanta en armas y lo libera.
Cuando Segismundo vuelve a la corte para ocupar su trono, se comporta como un gobernador prudente y justiciero.
De esta manera queda vencido el destino y se proclama el triunfo de la libertad que permite al hombre elegir entre el bien y el mal.



La obra cuenta con el soliloquio más famoso del drama español; ocurre al final del primer acto, cuando  Segismundo piensa en la vida y en su suerte:

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.










Análisis de la obra “La vida es un sueño”

La vida es sueño es una obra de Pedro de Calderón de la Barca que se incluye dentro del género literario del Teatro. En concreto es un drama, cuya estructura consta de tres jornadas o actos no titulados y que están divididos en escenas de la siguiente manera: el acto I, consta de 8 escenas, el acto II tiene 19 escenas y el acto III y último suma 14 escenas.

La vida es sueño se ajusta, en general a las reglas generales establecidas por Lope de Vega para el arte de hacer comedias del siglo XVII: lenguaje acendrado y cuidado, utilización del verso (en variación de estrofas), hay un paralelismo de tramas, donde una de las temáticas, no la principal en este caso, tiene que ver con la honra, uno de los preferidos por los autores de la época.

Concretamente se ha dicho que “La vida es sueño” es un drama filosófico pues su trama principal abunda en la libertad, en el más puro sentido volitivo, de la voluntad. Así surge una contraposición de personajes alegóricos: Segismundo es la alegoría de la voluntad humana, del libre albedrío que acabará imponiéndose a los inalterables designios de los astros; por su parte Basilio, es la encarnación de las teorías que abundan en el fatuum, en el destino ya escrito, inmodificable e irresoluble para el hombre.

Pero, además, subyace a través del personaje de Segismundo la idea de "peregrinatio vitae", una peregrinación o viaje vital del protagonista que se descubre a sí mismo y al mundo que lo rodea, emergiendo de un mundo de oscuridad e ignorancia, y que descubre que las realidades y los sueños están construidos del mismo material, llegando a la conclusión de que los momentos de dicha hay que disfrutarlos al máximo, esencia de la máxima renacentista del carpe diem tan frecuentada por Garcilaso de la Vega.

Mucho se ha comparado la estancia de Segismundo en su prisión así como su posterior liberación y encumbramiento con el Mito de la caverna de Platón. De hecho se considera a esta explicación mitológica del libro platónico de La República una de las influencias en el texto de La vida es sueño. También se ha observado en el devenir de Segismundo desde la oscuridad a la luz la influencia de los poetas ascéticos del siglo XVI, entre los que destacó Fray Luis de León.

Por otra parte, dentro de la dualidad de tramas que plantea la obra, hay un argumento accesorio del filosófico principal, hecho para el disfrute del público, que es la honra de Rosaura, mezclado con el amor entre ésta y Astolfo. En este sentido, también Rosaura emprende una "peregrinatio vitae" ya que parte de una etapa de caos y de falta de integridad a otra, el final feliz, donde no sólo repone el honor perdido sino que además logra encontrar la dicha amorosa al lado de Astolfo.

La vida es sueño es el fruto de una época situada entre el fin del siglo de Oro de la literatura española el principio del “Racionalismo ilustrado”: Segismundo duda de la existencia real del mundo unos años antes de las dudas metafísicas de Descartes y de la frase "Pienso, luego existo" plasmada en su “Discurso del método”.


El lenguaje de “La vida es sueño” se ajusta en el verso del barroco, siendo más bien un habla de carácter culto aunque no excesivamente difícil y cayendo en el tono popular con notas de comicidad cuando interviene el personaje de Clarín, que supone un desahogo para el espectador en el transcurso de las dos tramas más serias de “La vida es sueño”. Este verso en ningún momento prescinde de la rima y alterna seis clases de estrofa: romance, redondillas, silvas, décimas, quintas y octavas reales. Las figuras retóricas más utilizadas son la metáfora, el hipérbaton, la paradoja, la hipérbole o exageración, las preguntas retóricas y las comparaciones alegóricas. En “La vida es sueño” tiene más importancia la elocuencia de los personajes que el diálogo vivo y rápido entre varios caracteres.

Conclusión:

Definitivamente, “La vida es sueño” no solo representa una obra bien instrumentada, sino un mensaje que llega a representar las convicciones y cuestionamientos de la época. Una historia muy interesante que hasta el mismo Platón, por contenido importante, le hubiera gustado leer.







Referencias:




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